Triunfo de Talavante en la primera de la Peregrina.

El extremeño corta dos orejas al quinto toro de la tarde en un mal encierro del Puerto, donde Roca Rey cortó una oreja y Ortega dejó detalles muy toreros con el peor lote.

La feria comenzaba con "Langosto". Talavante lo recibió bien con el capote e inició la faena por alto. Sin embargo, el toro fue a menos y no permitió más que algunos naturales templados. Erró con la espada y escuchó palmas.

"Fardero" cumplió con el refrán de que "no hay quinto malo". Dentro de una corrida mansa, con mucha querencia a chiqueros y falta de casta, "Fardero" aguantó la exigente faena de Talavante, quien supo cuadrar al toro para que no se desfondara. Inició de rodillas, conectando con el público desde el primer momento, y continuó con la zurda. En una faena donde no se apreció tanto el toreo en redondo, destacaron más los detalles y cambios de mano. Culminó con una estocada certera que hizo que el toro cayera rápidamente, siendo concedidas las dos orejas.

Roca Rey mostró su mejoría y empeño en torear bien con el capote, parando a pies juntos a sus dos toros. Dejó una buena faena al tercero de la tarde, que culminó con un arrimón final donde destacó con naturales de mando y dominio. La espada cayó suelta y el toro tardó en caer, ante la negativa del peruano de descabellar. Le fue concedida una oreja. Al sexto le faltó lucimiento, pero Roca volvió a ponerse en el sitio y dejó nuevamente unos naturales muy templados. El fallo con la espada le impidió salir a hombros, aunque recibió una gran ovación.

Pocas opciones tuvo Ortega, quien debutaba en la Peregrina, ante un nefasto segundo toro que dio complicaciones en la lidia y luego no se empleó en absoluto en la muleta de Ortega, quien lo macheteó con mucha torería antes de matarlo. El cuarto toro sí se empleó algo más, y Ortega puso todo de su parte, dejando unos molinetes muy garbosos al iniciar la faena y buenos lances sueltos. Fue una faena de detalles, entrega y torería ante un toro que pasaba sin decir nada. No estuvo acertado con la espada, lo que le impidió tocar pelo al sevillano.